Meditación, El Poder Sanador del Silencio
La sentada silenciosa tiene de todo menos eso, al menos para el que se inicia en la práctica y esa puede ser una causa para abandonar, porque nos sentamos a meditar y nos encontramos con un espejo que nos muestra nuestra vida cotidiana: pensamientos que vienen y van. Si perseveramos puede suceder que poco a poco, en su desfile, los pensamientos recurrentes vayan dejando espacio entre uno y otro y podamos atisbar el silencio.
En el silencio está la mayor fortaleza humana y la fuente de sabiduría que nos calma la sed y nos da el equilibrio necesario para vivir mejor.