Los cuatro estados de conciencia
De una manera general, el hombre puede conocer cuatro estados de conciencia, que en la escuela platónica eran conocidos como Eikasia, Pistis, Dianoia y Nous.
El desarrollo de la conciencia humana a lo largo de sus cuatro estados posibles recorre un camino desde la ignorancia hasta el conocimiento, atravesando dos campos principales, el de la creencia y el del conocimiento (gnosis), de la ignorancia a la sabiduria. Solo esta ultima puede recibir propiamente el nombre de saber.
El perfeccionamiento espiritual es posible pasando de un estado de conciencia a otro; cuando alguien llega a darse cuenta que lo que el tomaba al principio como la verdad original no es sino una copia o imagen, o sea, imperfecta encarnación del arquetipo, y llega a aprehender en forma objetiva directa el original mismo, entonces su estado de conciencia no es ya de creencia, sino que se transforma en Conocimiento.
Sin embargo, el desarrollo de la conciencia no pasa simplemente por estos dos campos, sino que cada campo se halla, a su vez, subdividido. Hay, así, dos grados de creencia y dos grados de conocimiento. Por ejemplo, de una persona cuya única idea de un Iniciado en los Misterios sea la imagen de un hombre particular que ha conocido o del que le han hablado, decimos que se halla en un estado de creencia en general. Pero si viene alguien y, con palabras y opiniones, le persuade de que un Torquemada o un Hitler es un Iniciado en los Misterios, decimos que su estado de conciencia es Eikasia, ya que lo que el toma por un Iniciado en los Misterios no es sino una caricatura humana, un ser de acciones perversas; tal persona, al estar en Eikasia cree que son justas y buenas personas o cosas que, de hecho, no lo son. Por otra parte, el estado consciente de una persona que toma como Iniciado en los Misterios a un hombre que parece iluminado y que enseña las teorías sobre los Misterios, esa tal persona esta en un estado de Pistis.
Platón nos dice que los objetos del estado de Pistis son los objetos reales correspondientes a las imágenes del estado de Eikasia. Esto implica, por ejemplo, que la persona cuya única idea de un Iniciado es la que tiene a partir de un Iniciado particular de la realidad, y que no ve que ese Iniciado particular no es sino una “imitación” imperfecta de lo que es un Iniciado Arquetipo (el prototipo ideal de Iniciado que todos los Iniciados del mundo se esfuerzan por realizar), tal persona se halla en un estado de Pistis. Del mismo modo, quien juzga que la naturaleza exterior es la verdadera realidad y no ve que es una copia mas o menos “ irreal” del mundo invisible, de las dimensiones superiores de la naturaleza, tiene solo Pistis. No se halla tan lejos que quien, soñando, piensa que las imágenes que ve son el mundo real (Eikasia), ya que carece de conocimiento científico propiamente dicho.
Ahora bien ¿Qué decir de los estados mas altos de conciencia, de aquellos que corresponden al conocimiento? En general es una conciencia que esta vinculada, no con los objetos sensibles, sino con el mundo invisible. Y ¿Qué decir de la subdivisión? Según Platón, el estado de Dianoia, es el estado en que el alma se siente impulsada a investigar con ayuda de las imitaciones del mundo sensible, que ella emplea como imágenes, partiendo de hipótesis y avanzando, no hacia el primer principio, sino a una conclusión. El estado de Nous es el propio del ser humano que emplea la hipótesis del estado de Dianoia como punto de partida, pero las rebasa y se remonta hasta los primeros principios. Por lo demás, en este proceso (que es el proceso de la dialéctica), no se utilizan “imágenes”, como las que se utilizan en el estado dianoético, sino que se procede a base de las ideas mismas, esto es, no mediante el razonamiento lógico, sino mediante un razonamiento estrictamente abstracto que no solo se limita a revisar la hipótesis, sino que, como dice Platón, se eleva mediante un proceso dialéctico “destruidor de la hipótesis”.
Platón ilustro su doctrina epistemológica (termino sinónimo de “gnoseología” o teoría general del conocimiento) de los cuatro estados de la conciencia con la celebre alegoría de la Caverna, en el libro VII de la Republica, en la que enseña claramente que la ascensión de la conciencia desde sus estados inferiores hasta el superior es un progreso epistemológico. Platón consideraba esta ascensión de la consciencia no tanto como un proceso de continua evolución, sino como una serie de “conversiones” desde un estado cognitivo menos adecuado a otro estado mas completo del conocimiento.
En su libro El Matrimonio Perfecto, el VM Samael Aun Weor explica los cuatro estados de conciencia con una claridad conceptual que nos permite entender gnosticamente lo que significan realmente estos estados, y que podemos resumir de la manera siguiente:
EIKASIA es el estado de ignorancia, de sueño profundo, que genera un comportamiento bárbaro, instintivo y cruel, que produce una especie de estado totalmente infrahumano: es la civilización de las guerras, de la crueldad humana, de la contaminación destructora de la vida, del narcotráfico, de la drogadicción, etc.
PISTIS es el estado de las creencias y de las opiniones, es el mundo de los prejuicios, de los sectarismos y fanatismos, de las teorías en las cuales no existe ningún genero de percepción directa de la Verdad. Pistis es el estado de la conciencia en el cual vive normalmente el común de la humanidad, pero que conserva de forma inestable, cayendo frecuentemente en Eikasia.
DIANONIA es el estado de conciencia cultural intelectual basado en el pensamiento científico analítico, de revisión de creencias y de síntetismo conceptual. Dianonia genera un pensamiento dianoetico que estudia los sistemas Inductivo y Deductivo con el propósito de utilizarlos en forma profunda y clara, estudiando los fenómenos y estableciendo leyes.
NOUS es el estado de conciencia continua, el mundo de la intuición, de la clarividencia objetiva y de la perfecta Iluminación Interior. Nous es el mundo de los arquetipos divinales. El pensamiento noético es objetivo, sintético e iluminado. El estado de Nous confiere una conciencia totalmente despierta y el individuo que lo alcanza se convierte en Turrilla. El estado de Turrilla es muy sublime y solo lo alcanzan aquellos que trabajan durante toda la vida en los Misterios del Espíritu Santo, llamados también Misterios del Kundalini o Misterios de Fuego.
Para el maestro Samael Aun Weor, este proceso de ascenso por los cuatro estados posibles de la conciencia es realmente un proceso “revolucionario” en la estructura psicológica del individuo, es la “ revolución de la conciencia”, y lo explica ampliamente a lo largo de todas sus obras en las que postula su doctrina de la Síntesis.
Ouspensky dice que, de una manera general, estos cuatro estados de conciencia son: el sueño, la vigilia, la conciencia de si y la conciencia objetiva. Pero que aun teniendo la posibilidad de conocer estos cuatro estados de conciencia, las personas no viven de hecho mas que en dos de estos estados: el sueño y la vigilia, aunque en realidad este ultimo difiera muy poco del sueño. Para Ouspensky, la conciencia de si es un estado que las personas se atribuyen aunque en realidad no sean concientes de si mismas salvo por chispazos muy raros, que se producen en momentos excepcionales, pero que en su estado ordinario las personas carecen de todo dominio sobres sus momentos de conciencia de si. Con relación a la conciencia objetiva, las personas que viven una vida común y corriente nada saben de ella y no pueden tener ninguna experiencia de este estado de conciencia.
Hasta donde conocemos de las enseñanzas de Ouspensky, pensamos que se equivoca al considerar que el sueño es unicamente el estado en el que el cuerpo se encuentra dormido, deduciéndose de ello que no se puede poseer conciencia objetiva en el mundo de los sueños, en el mundo astral. Pero acierta plenamente cuando afirma que en el estado de vigilia las personas estas dormidas, puesto que permanecen influidas poderosamente por los sueños, y que de hecho viven mas en los sueños que en la realidad. Como lo afirma claramente Ouspensky, todos los absurdos y todas las contradicciones de las personas y de la vida humana en general se explican si comprendemos que los seres humanos vivimos dormidos.
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