Sobre el despertar

La enseñanza de los evangelios cristianos basan las explicaciones de la vida humana en la idea de que los hombres vivimos en el sueño y que debemos ante todo despertar. Los Evangelios exigen el despertar, pero no dicen claramente como despertar. El estudio psicológico de la conciencia muestra que es solo a partir del momento en que una persona se da cuenta de que esta dormido cuando se puede decir que ella esta en el camino del despertar. Jamás podrá despertarse antes de haberse dado cuenta que esta dormido.

La mayoría de las persona esta dormida pero no lo saben. Nacen dormidas, viven dormidas, se casan dormidas, tienen hijos dormidas, mueren dormidas sin despertar nunca. Todos los Iniciados (gnósticos, católicos, cristianos, budistas, mahometanos, judios, cualquiera que sea su teología, independientemente de su religión) afirman unanimente que el ser humano tienen un origen espiritual y que su Esencia es el Amor. Aunque el ser humano tienen un origen espiritual, todas su vida esta hecha un desastre. Esto es, sin duda, una extraña paradoja, pero lo trágico es que la mayoría de las personas se mueren sin saber nada de la realidad de su potencial espiritual, porque están dormidas.

La mayoría de las personas dicen que quieren el mundo espiritual, se sienten espirituales y hasta lo parecen, pero no se les puede creer porque están dormidas. Desde una perspectiva gnóstica, una vida espiritual es una vida dedicada al despertar de la conciencia. Si alguien llega a los estudios gnósticos cristianos, y le gusta lo que le estan diciendo, dice que quiere despertar, pero no se le puede creer. Lo único que quiere es encontrar algo que le alivie sus desgracias, pero no despertar. Pregúntele a cualquier psicólogo medianamente serio y les dirá que la gente realmente no quiere curarse pisocologicamente, que lo que quieren es un alivio de sus angustias, pesares y sufrimientos, porque las curas psicológicas son dolorosas.

Despertar es desagradable, porque significa salir del estado de indolencia en que nos hallamos, piense que esta usted placentera y confortablemente acostado, y aparece alguien haciendo ruido, despertándole y sacándole del mullido colchón.

Es irritante que a uno lo despierten. Y así es la realidad: la gente realmente no quiere cambiar, la gente realmente no quiere crecer espiritualmente, la gente realmente no quiere ser feliz.

El inicio del camino

Lo primero que debemos comprender es que estamos dormidos, y que mientras no nos demos cuenta de ese estado psicológico tan lamentable, será imposible que iniciemos el camino del conocimiento espiritual verdadero. El primer paso para ingresar al sendero espiritual es darse cuenta que estamos dormidos, tener la honestidad de reconocer que no somos conscientes de nuestra propia vida, de todos nuestros actos, pensamientos, sentimientos y emociones.

Hemos afirmado que la gente no quiere realmente ser feliz. Y esto es así porque las personas hemos sido enseñadas a basar la felicidad en la posesión de personas o cosas. Puedo ser feliz siempre y cuando tenga esto o lo otro. Solemos decir a Dios, a una mujer, a un hombre o cualquier propiedad: “te amo, soy feliz porque te tengo a mi lado. Si no te tengo, no podré ser feliz”.

Es imprescindible comprender esto: no somos capaces de imaginarnos la felicidad sin estas condiciones. Nos han lavado el cerebro para que creamos que la felicidad solo es posible mediante la posesión de algo, hasta tal extremo que existen personas que no están dispuestas a admitir que exista la felicidad sin la posesión de bienes, personas o creencias. Las gentes del mundo están llenas de angustias, de soledad, de temor, de confusión, el corazón de las personas sufre por conflictos internos, y se han acostumbrado tanto a ello que adoran su condición actual. Si alguien les ofrece el camino para salir de ese estado de inconsciencia, para que recuperen el estado de paz, de amor y de felicidad originales, lo toman por loco. La cruda realidad es que el mundo entero es el que esta loco: vivimos de ideas locas acerca del amor, de las relaciones, de la felicidad, de la espiritualidad, de todas las cosas.

¿Queremos vivir una vida espiritual? Pues aquí esta el primer paso: darnos cuenta de que estamos dormidos y de que debemos despertar. Pero es bastante difícil despertar si estamos fascinados con la idea de que la posesión de bienes da la felicidad.